MAR DE ANSIAS

Aún no logro descifrar, pues va más allá de la razón,

por qué tus ojos pueden atravesarme de esa manera.

No importa lo que haga, tú estás ahí, detrás de cada sombra,

en mitad de cada suspiro, entre los ecos de mis latidos.

Una enredadera que me invade, que me aferra brazos y piernas,

que se adhiere al pecho con sus espinas hasta llegar al corazón.

No sé cuál sería la manera de abandonarte, de alejarme de ti,

si al dejar atrás a nuestra luna, me evaporo al sol de tu ausencia.

La lluvia disimula mis lágrimas en cada intento de despedida,

pero siempre me alcanzan los brazos infinitos de tu tormenta;

que regresa mi bote a la costa, a naufragar en tu bahía,

a perderme nuevamente en tus aguas, sin timón ni hidalguía.

Y nos mecemos en las noches, de nuestro mar de ansias,

prometiéndonos un amor, sin dolor y sin destino,

mientras nos desgarramos la piel entre besos y añoranzas,

hasta llegar a un adiós, que no sabe ser olvido.