Cuando la música en el aire se vuelve silencio,
y el reloj empuja al día a su inevitable final,
solo me queda el eco de tu corazón entre las manos,
y me abrigo en sus latidos hasta el regreso del sol.
Cada noche camino por el borde de mi abismo,
buscando a las palabras que hemos extraviado;
a todas las promesas que se llenaron de olvido,
a los restos de besos y abrazos abandonados.
No permitas que me convierta en un recuerdo.
Ni me hagas parte de lo que llamas pasado.
Tampoco me arrumbes en tu hemisferio izquierdo,
o me dejes huérfano en el fondo de un armario.
Solo quiero morir lentamente junto a ti, en el corazón.
y el reloj empuja al día a su inevitable final,
solo me queda el eco de tu corazón entre las manos,
y me abrigo en sus latidos hasta el regreso del sol.
Cada noche camino por el borde de mi abismo,
buscando a las palabras que hemos extraviado;
a todas las promesas que se llenaron de olvido,
a los restos de besos y abrazos abandonados.
No permitas que me convierta en un recuerdo.
Ni me hagas parte de lo que llamas pasado.
Tampoco me arrumbes en tu hemisferio izquierdo,
o me dejes huérfano en el fondo de un armario.
Solo quiero morir lentamente junto a ti, en el corazón.
© 2024 Pablo Alejandro Pedraza
Buenos Aires, Argentina
Buenos Aires, Argentina
Todos los derechos reservados
Tu poesía me atraviesa el alma como ninguna otra. Eres un gran escritor! María Luisa
ResponderBorrarOh, qué lindo comentario, María Luisa. Muchísimas gracias! Cariños!
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