Francis era un hombre despiadado que siempre tuvo lo que quiso: contactos influyentes, negocios truculentos, inconfesables cantidades de dinero y hasta una esposa joven.
Una noche se despertó confundido, cuando la pantalla de su móvil destelló en la oscuridad. Era el número de su padre que llevaba algunos años fallecido. Atendió y no hubo respuesta, pero supo que era él y eso lo trastornó.
Se levantó y comenzó a deambular en la oscuridad como un animal famélico. Y pensó que eran los faros de un automóvil desde fuera, cuando se iluminó por algunos segundos la habitación. Así pudo ver a su mujer en la cama, gimiendo de placer junto a otro hombre, y en el suelo, un cuerpo agonizante que era igual a él.
Justo antes de desvanecerse con la luz.
© 2020 Pablo Alejandro Pedraza
Buenos Aires, Argentina
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Excelente microcuento. Felicitaciones!
ResponderBorrarOh, muchas gracias por pasar, leer y comentar. Gran abrazo!
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